Una etapa que pronto se cierra


Llega otro 8 de junio, un año más. Pero esta vez es el último año de los veinti….
Una etapa que pronto se cerrará, aún quedan 366 días por delante (sí 366 días porque el que viene es bisiesto) para despedir como se merece la etapa de los veintitantos…
Una etapa de la que te llevas miles de recuerdos. Amistades que llegaron y se fueron, otras que permanecen desde el primer día. Amores que llegaron y ya no están. Familiares que tuvieron que abandonar este viaje que es la vida.
Experiencias, momentos, viajes, recuerdos. Todo eso en tu cabeza, en tu corazón.
Y solo te sientas a pensar en todo lo vivido en estos 28 años de vida, sobre todo en los últimos 8 años.
Esas noches sentados en un parque hablando y riendo hasta el amanecer.
Tardes tirados en un sofá viendo la tv, tomando cubatas y echando un cigarro.
Noches de primavera en una terraza yendo al McDonald´s a por cena para cuatro.
Sábados de risas y copas que acaban en el suelo con los pantalones rotos, la rodilla llena de sangre y tu incapaz de levantarte riendo a carcajadas.
Días sonriendo delante del espejo, preparándote para tu cita con las mariposas en el estómago.
Amaneceres con un WhatsApp de buenos días.
Semanas inolvidables de trabajo y esfuerzo.
Compañeros de trabajo que se convierten en familia.
Mensajes dedicándote una canción.
Charlas de WhatsApp hasta las 5 de la mañana.
Ir feliz a trabajar porque tienes a alguien esperándote.
Sorpresas en un día gris que hacen que vuelva a salir el sol.
Momentos en los que no te aguantas ni tú, pero siempre hay alguien que te aguanta y te hace olvidar todo.
Esos momentos en los que te rompieron el corazón y con las lágrimas en los ojos y en el alma volviste a unir los pedazos poco a poco, para después volver a sentir el dolor y volver a montar tu coraza.
Esos recuerdos de la decepción, de no saber qué pasa, o de por qué ocurren las cosas así.
Asimilar los golpes que te da la vida.
Los abrazos de la amistad que te recargan las pilas y no te hacen sentir solo.
Las noches de besos, caricias y sexo hasta las 7 de la mañana.
El miedo, el puto miedo de lo nuevo.
Los nervios traicioneros.
La vergüenza del primer beso o del primer mensaje.
El orgullo, que todo lo mata.
Sentir un abrazo por la noche en pleno invierno.
Palomitas para dos.
Hacer cena para dos.
Miradas que lo dicen todo.
Noches de partidas al preguntados.
Sentimientos que vuelven a nacer para luego morir.
Todo eso en tan solo 8 años, que parece poco, pero cuando vives cada minuto, cada segundo tan intensamente no se hace poco.
Y analizando cada recuerdo salen sonrisas, quizá las mejores que hayas tenido en mucho tiempo. También salen lágrimas, algunas de tristeza, otras de alegría.
Y piensas en una única palabra: OJALÁ…..
Ojalá los sueños se hicieran realidad, ojalá el miedo, los nervios, el orgullo desapareciesen.
Las oportunidades están ahí, el amor todo lo puede, la ilusión te empuja a intentarlo y a no perder ese tren, porque de nada nos va a servir arrepentirnos de no hacerlo cuando ya no se pueda.
Y ahora entiendo por qué mi corazoncito se hizo mil y un pedazos, porque os habéis llevado cada uno un pequeño trozo. Porque os he dado todo cuanto pude y más, porque sé lo que es no tener o necesitar, porque nadie merece irse a dormir sin que le dediquen una sonrisa, porque sois mi mayor tesoro.
Gracias por estar en mis recuerdos, en mi pasado, en mi presente y quién sabe el futuro...




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